¿Cómo se forma la identidad?

Todos tenemos una identidad, un "yo" que nos define y al que defendemos. Nuestra sensa­ción -al no tener memoria pre-verbal- es que siempre hemos nacido con una identidad de­terminada. Además, hemos oído hablar todos sobre los genes, y muchos creemos que gran parte de nuestra persona­lidad proviene de los genes heredados por nuestros ances­tros. 

Pero la construcción de nues­tra identidad no es tan sim­ple como la herencia de unos genes.

Por supuesto, recibimos cosas de herencia genética. Recibimos un temperamento. Temperamento es la base biológica heredada que implica una reactividad neurológica y endocrina diferen­te. Hay personas con hiperac­tividad e hipersensibilidad, y otras que son más tranquilas. Las personas que han tenido varios hijos saben que alguno nació más tranquilo que otro. Con todo, y aunque el temperamen­to se hereda, la reactividad ner­viosa también puede ser produci­da por estrés o drogas tomadas por la madre durante la gestación. 

Sobre esta base biológica, el bebé empieza a experimentar con su cuerpo y con los demás. Al cabo de unos meses se formará su "yo" corporal a medida que empieza a coordinar su cuer­po a través de las sensaciones sen­sorio motrices. 

Las relaciones con sus cuidadores empezará a hacerle sentir deter­minadas cosas, como que es impor­tante para los demás lo que sien­te y desea, y que necesita ser protegido. Si todo va bien, la criatura empieza a formarse una idea -representación o esquema- de sí mismo de que es mere­cedor de amor y el mundo es un lugar seguro porque alguien que nos quiere, nos protege. Nuestro ser se basará en la dig­nidad y aprenderemos a ser empáticos, y surgirán de forma natural las conductas prosociales 

Al crecer, la criatura irá imitan­do los comportamientos e ideas que ve en sus padres, sobre to­do, si son más afines a ellos por temperamento. Y las experien­cias con sus compañeros de escue­la reforzarán, modificarán e in­cluso pueden desarrollar caracterís­ticas que definen la personali­dad. 

La sensación de ser "yo" no aparece hasta el año y medio de edad. En este momento, una criatura se mira en el espejo y se reconoce. Antes no sabía que lo que veía era él o ella misma. Sin embargo, la cuestión de la identidad no es importante hasta la adolescencia. Es en este momento del ciclo vital cuando la identidad aparece como un tema de reflexión y definición de nuestro ser. Por eso, el abuso escolar puede ser tan dañino porque un ata­que a la identidad se convierte en un ataque a la integridad. 

La identidad es, por tanto, una construcción que depende de la experiencia, sobre todo, de nuestras relaciones y, en la base, hay una tendencia biológica que nos permitirá desarrollar las características.

Ana Cortiñas
Psicóloga General Sanitaria
Psicoterapeuta

No hay comentarios:

Publicar un comentario