¿Es la misma función la del padre que la de la madre?

Es una pregunta peliaguda en los tiempos que corren. 

Como dice Ibone Olza, una psiquiatra perinatal española a la que tuve el gusto de conocer en unas jornadas que organicé hace años sobre parentalidad, no es una pregunta políticamente correcta.

El trabajo y la maternidad no son fácilmente reconciliables.


Así que igualar las funciones entre el padre y la madre es lo mejor para la productividad, porque el trabajo de cuidar a las criaturas es intercambiable y, por tanto, pueden hacerse turnos.

Realmente, los turnos es una forma de implicación igualitaria de ambos padres, y es una forma de organización familiar perfecta cuando los niños han superado la primera infancia. 

Pero no es lo mismo al inicio de la vida. Biológicamente hablando, una madre es muy diferente de un padre. La mujer en el embarazo tiene unos cambios hormonales que le cambian la estructura cerebral para prepararla para el cuidado de una criatura indefensa que depende de su madre para sobrevivir. El hipocampo (la zona del cerebro que procesa las emociones) se engrosa y se aumenta la materia gris, todo para que seamos mucho más sensibles a las necesidades y las emociones de los bebés. La producción de oxitocina (la hormona del vínculo afectivo) se dispara, y todo en el sistema nervioso de la madre se prepara para dar un vínculo y una respuesta sensible para que el bebé pueda sentirse seguro. 

Esto no es un tema baladí: la respuesta sensible de la madre es el factor más importante para crear un vínculo o apego seguro. De este apego seguro (hablamos en otras entradas del blog) dependerá que este nuevo ser humano tenga sus emociones reguladas, aprenda a ser empático y a tener conducta prosocial, y será la base para sus relaciones futuras. ¿El padre no puede hacer eso? Sí… pero no está tan preparado biológicamente para hacerlo, y el bebé necesitará un tiempo de adaptación porque ya en el útero había establecido un primer vínculo con su madre a través de toda la estimulación sensorial y placentaria. El bebé ya al nacer reconoce el olor, el latido del corazón y la voz de su madre. Con suerte, puede reconocer la voz de su padre, pero no todo lo demás. Al principio, no le podrá dar la misma seguridad, aunque evidentemente, la relación se irá estableciendo si el padre le cuida. La relación del padre con su hijo o hija también está mediada por las hormonas. En el caso de los hombres es la vasopresina, el equivalente masculino de la oxitocina. Pero su producción no es tan inmediata como la que se produce por el embarazo y el parto en una mujer, así que dependerá de la relación y del sistema de conexión emocional del padre. 

Otro tema a tener en cuenta, muy importante para la salud del bebé, es el de la lactancia materna. Numerosos estudios confirman que la mejor leche para un bebé, el mejor alimento y que además le va confiriendo un mejor desarrollo de su sistema inmunitario, es la leche materna. Normal: para un ternero la mejor leche, la que está mejor preparada para su desarrollo, es la leche de vaca. Cada hembra mamífera lleva milenios de adaptación para proporcionar la supervivencia de sus crías. Por ese motivo también, el padre va a pasar menos tiempo con el bebé, sobre todo los primeros meses y más allá del medio año, a no ser que la pareja decida que le dará leche de fórmula con un biberón. La decisión debe ser de cada pareja de padres, y aunque desde el punto de vista de la salud de un bebé, la leche materna es la mejor, es cierto que el apego se resiente si la madre se ve forzada a dar de mamar. Es mejor disfrutar alimentando al bebé con biberón que dar de mamar de mal humor. 

Entonces, ¿cuál es el papel del padre en la primera infancia? El padre cuida al bebé, aunque menos tiempo que la madre, pero tiene un papel importantísimo: proteger a la díada madre-bebé. Asegurarse que los dos están bien y atender no solo a las necesidades de su criatura, sino también las de la madre que necesitará por lo menos de un año para que su cuerpo se reponga a los niveles anteriores al embarazo. 

A medida que pasa el tiempo, el papel del padre se vuelve más importante porque la relación de bebé que ya sabe moverse y explora, necesitará del apoyo, cuidado y guía de su padre también. Quizá más adelante, el padre cumpla un papel con más peso que el de la madre. Eso dependerá de cada familia… 

Ana Cortiñas
Psicóloga General Sanitaria
Psicoterapeuta

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