Los Tratamientos de Fertilidad afectan la relación de pareja

La relación de pareja con problemas en la fertilidad debe afrontar una situación de incertidumbre ante el deseo de poder ser padres.

Es importante valorar como afecta a cada uno de ellos y a la relación de pareja. En general, pueden plantearse tres niveles de afectación:

1. Emocional.
2. Sexual.
3. Comunicación.

La reacción emocional en los dos géneros es distinta.

En el caso de la mujer, hay un sentimiento de frustración entre otros originando una alteración emocional, que cuando produce estrés, dificulta más la posibilidad de embarazo por un lado y por otro se siente o autopresiona en conseguirlo lo antes posible.

En los hombres, pude surgir una indefensión y alejamiento como mecanismo de defensa ante las dificultades del proceso de fertilidad.

El tratamiento de fertilidad incide sobre todo en la mujer debido a que, en la mayoría de los casos, independientemente de cual sea el origen del problema, es a ella a quien se dirigen los tratamientos de reproducción, excepto en los casos de azoospermia entre otros, en los que el hombre también debe ser tratado.

Quizás se puede reflexionar en dos aspectos:

¿Qué nos sucede?
¿Cómo lo vivimos?

Por la activación del esquema de supervivencia, la fertilidad masculina va ligada a la eyaculación y en la mujer a la concepción uterina. Este hecho puede llegar a generar una actitud y conducta distinta ante la sexualidad.

En muchos casos, el sexo empieza a ser menos placentero, más vinculado a conseguir un embarazo. Éste queda relegado a frecuencia, días fértiles, etc., que van disminuyendo el placer y la comunicación sexual de la pareja.

Poder compartir determinadas respuestas como la comprensión y la validación de la experiencia o vivencia ante la dificultad de gestar un hijo, ayuda a aliviar la afectación emocional de ambos y mejorar la comunicación.

Si la dificultad de embarazo se alarga en el tiempo y/o en tratamientos infructuosos, el nivel de estrés y de desregularización emocional se irá incrementando, sobre todo en la mujer ya que hay una la alteración hormonal controlada debida a los tratamientos.

Cuando se está fuera de un estado natural emocional, se genera un comportamiento desregularizado que puede llevarnos a conductas y emociones incomprensibles incluso para uno mismo y de las cuales se culpabiliza. (Rabia, envidia, angustia, tristeza…)

La sensibilidad que tenga cada uno de ellos ante sí mismo y hacia el otro, así como el grado de reacción “reactividad” y ante las situaciones estresantes y adversas, incidirá en la comunicación de pareja afectando progresivamente y conduciendo a sentimientos de incomprensión entre ambos.

Entender las sensibilidades reciprocas frente al problema de fertilidad, puede ayudar a unirles en pro de apoyarse y acompañarse emocionalmente a lo largo de los tratamientos y en consecuencia la calidad de vida durante el proceso de activación de la fertilidad.

Aconsejamos:
  • Hablar.
  • Escucharse mutuamente.
  • No juzgar.
  • Especificar al otro/a lo que no comprendemos de sus emociones, razones (pensamientos), conductas.
  • Conocer nuestras propias reacciones emocionales.
  • Respetar la reacción emocional del otro.
  • Acudir a las consultas médicas juntos para poder escuchar ambos y compartir esas fases del tratamiento.
  • Mantenerse unidos en todos los niveles: afectivo, comunicación y sexual.
  • No centrar su vida únicamente en el tratamiento o/y proyecto de ser padres.
  • Cuidar el vínculo afectivo y sexual.

Esta actitud de escucha, acompañamiento y comprensión es difícil cuando hay incertidumbre ¿Podremos tener un hijo? Se precisa que ambas partes unan sus fuerzas y capacidades para poder afrontar conjuntamente cada tratamiento de fertilidad.

Gemma Mestre
Psicóloga Clínica
Sexóloga - Fertilidad - Psicoterapeuta





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