En el momento que se nos plantea una dificultad en la fertilidad, es muy importante estar bien informados por el ginecólogo/a o en su caso, tener un diagnóstico inicial que realizará el Centro Clínico u Hospital especializado en fertilidad. Saber a que dificultades nos enfrentamos y las posibles alternativas para concebir un hijo/a, nos facilita el proceso. Sin embargo, en muchos casos van surgiendo inconvenientes que pueden ser imprevisibles, sobre todo a nivel funcional, hormonal, inmunodeficiencias, alergias o intolerancias alimentarias, baja respuesta al tratamiento, que pueden interferir en la salud integral de la persona.
Estar preparado emocional y físicamente, va a optimizar el resultado y disminuirá el índice de estrés que el propio tratamiento conlleva. Uno de los aspectos a mejorar será la percepción y estilo de afrontamiento. Recordemos que varios estudios demuestran que el estrés afecta a la posibilidad de embarazo.
La infertilidad supone en cualquier persona, una activación de su esquema de supervivencia cerebral. No se trata de una situación fácil, debido a múltiples factores, entre ellos la incertidumbre del propio proceso, la afectación física , emocional, social de la persona y la alteración que provoca a la pareja cuando la hay. Tengamos en cuenta que el deseo de ser padres es "un proyecto vital" que temen no conseguir.
El ser humano como grupo se perpetúa mediante la vida de cada uno de los individuos y la reproducción. Está claro que se puede perpetuar de otras formas, arte, cultura, creatividad y otros proyectos. En este caso me centro únicamente en la perpetuidad corporal (de la humanidad).
El sistema de supervivencia se activa en situaciones de peligro, en el conocimiento de una enfermedad de alto riesgo de muerte y ante la dificultad reproductiva.
La activación de este sistema cerebral, es una activación funcional del cuerpo que afecta al sistema nervioso y en consecuencia, puede afectar a otros sistemas que son importantes para los tratamientos de fertilidad : Sistema endocrino (hormonal), el sistema inmunológico ( defensas del cuerpo). Al mismo tiempo activará sentimientos como la culpa, la rabia y la envidia o celos entre otros y en algunos casos afectará psíquicamente y que también van vinculados entre otros factores al los sistemas mencionados.
Actualmente nuestra sociedad y el estilo de vida, retrasan la edad en la que se desea concebir un hijo/a debido a la inestabilidad laboral y de las relaciones de pareja entre otros factores. El ser humano es mas longevo al mismo tiempo que la reproducción disminuye y es mas tardía. Se pierde la percepción de la temporalidad reproductiva.
Nuestro estilo de vida y la técnica genera falsas expectativas, al mismo tiempo que la medicina reproductiva y la psicología busca soluciones al respecto.
La percepción que tengamos ante el diagnóstico de infertilidad, afectará en función de su prolongación en el tiempo. Si establecemos un período de 3 meses dentro de unos parámetros de normalidad, si este período es superior, el riesgo de afectación es mayor, incidiendo negativamente en la posibilidad de embarazo. Es por ello que aconsejamos que cuando se inicie un Tratamiento de Reproducción, se hagan paradas entre los tratamientos, no se tenga prisa por acabar, dejad que vuestro cuerpo y mente se recupere hasta sentiros bien y seguros/as.
Es cierto que el tiempo corre, pero iniciar el tratamiento en una situación favorable, tranquila y estable, optimiza el resultado y ayuda a la técnica a llegar al objetivo, no desgasta la relación de pareja cuando la hay, mantiene en equilibrio la relación y en consecuencia mejorará la nueva etapa de ser padres.
En el próximo post os hablaré de cómo actúa el cuerpo emocionalmente según las percepciones que tengamos, las situaciones y que podemos hacer para mejorarlo.
Gemma Mestre
Psicóloga Clínica
Sexóloga - Fertilidad - Psicoterapeuta
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