Amar las preguntas







El título de esta publicación proviene de un poema de Rainer Maria Rilke, poeta y novelista checo, que dice así:






"Ten paciencia con todo aquello que no se ha resuelto en tu corazón 
e intenta amar las preguntas por sí mismas, 
como si fueran habitaciones cerradas o libros escritos en una lengua extranjera.
No busques ahora las respuestas que no estés preparado para vivir, 
pues la clave es vivirlo todo.
Vive las preguntas ahora. 
Tal vez las encuentres, gradualmente, sin notarlas, 
y algún día lejano llegues a las respuestas”

Los profesionales que acompañamos a otras personas en procesos terapéuticos sabemos que las preguntas, muchas veces, son en sí mismas una forma de intervención, ya que hay preguntas capaces de movilizar con solo formularlas. Sabemos por Sternberg (1975)₁ que al recibir una pregunta nuestro cerebro empieza a buscar respuesta en el sistema de memoria basándose en significados y experiencias pasadas, es decir, busca respuestas similares que nos hayan servido anteriormente como solución. Esto hace que se active un proceso neuropsicológico complejo en diferentes niveles de conciencia y diversas estructuras psíquicas. La pregunta estimulará circuitos neuronales ya establecidos para crear asociaciones que nos sirven, lo que puede propiciar nuevos circuitos que conducen a generar nuevas conexiones y con ello crear nuevas respuestas, creando cambios a nivel cognitivo, emocional y conductual.

Amar las preguntas implica:

  • Aceptar que todo tiene su proceso. Aceptar aquello que nos ha tocado vivir en cada momento y entender que todo proceso requiere su tiempo. Aunque nos inquiete, a veces no encontramos rápidamente las respuestas a nuestras preguntas, no hay que perder de vista que precisamente estos espacios de tiempo entre unas y otras constituyen una pieza esencial en el proceso de comprensión de lo que nos sucede.
  • Realizar un ejercicio de entrega. Sostener las emociones que surgen ante la incertidumbre, al respecto, Rilke nos recuerda que es inevitable sentir incertidumbre en nuestras vidas, y nos aconseja abrazar las preguntas, sin prisa, para que puedan llegar las respuestas. Así, sostener consiste en reconocer que sensaciones y emociones sentimos ante la incertidumbre (como por ejemplo: angustia o miedo) sin querer que estas emociones desaparezcan. Adoptando una actitud en la que nos permitimos buscar acciones que nos ayuden a conectar con una sensación de calma y confianza, (como por ejemplo: compartir cómo me siento con un amigo, recurrir a la escritura, etc.) para poder transitar aquellas emociones, hasta que encontremos las respuesta o incluso, algunas veces, hasta que ya no las necesitemos.
  • Concedernos una pausa. Parar y ser paciente no es una tarea fácil en la cultura de la inmediatez en la que estamos sumergidos, en la que deseamos que el malestar se vaya rápido y pretendemos sentir bienestar de forma continua, pero este deseo es sin duda una quimera, puesto que nuestra vida se componen tanto de emociones que nos resultan agradables (como por ejemplo: sorpresa, alegría, ilusión o calma) como de emociones que nos resultan desagradables (como por ejemplo: tristeza, miedo, aburrimiento, confusión, etc.) todas ellas son necesarias y funcionales para nuestra gestión e integración adecuadas. En este sentido, la pausa como silencio necesario ante algunas preguntas nos sirve para asumir y dimensionar nuestras necesidades, aportándonos claridad.

Finalmente, quisiera compartir un ejercicio práctico que nos permite acercarnos a ese amor a las preguntas, consiste en reservar un espacio material, visible, donde anotar nuestras preguntas. A modo de ejemplo, algunas preguntas generales pueden ser: ¿para qué está aquí esta emoción?, ¿de qué me sirve continuar actuando así?, ¿qué gano y qué renuncio manteniendo está conducta?, ¿en qué colaboro yo para mantener esta situación? etc.

Irene Prats Beltrán
Psicóloga General Sanitaria


Referencias bibliográficas: 
Yalom, I. D. (2018) “El don de la terapia”. Ediciones Destino. 
₁ Rodríguez Ceberio, M. & Rodríguez, SE (2020). “El arte de preguntar en psicoterapia”. Interacciones, 6 (1), e209. 
Rilke, R.M (2012). “Cartas a un joven poeta”. Alianza Editorial.

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