Hemos decidido separarnos y no sabemos como hablar con nuestros hijos

Esta situación se crea en la mayoría de parejas que, una vez han determinado la separación, se han de enfrentar a la situación con los hijos. Con todo, los hijos, sea cuál sea la edad , han percibido y saben que la estructura familiar se tambalea. 
Aunque somos conscientes de que hablar con nuestros hijos es una situación difícil (surgirán muchas dudas sobre lo que hay que contar), siempre hay que hablar con ellos.

Se les debe adelantar la situación que se les avecina, mal que la realidad puede ser dolorosa es menos angustiosa que la incertidumbre. No debemos mentir ni negar la evidencia. 

La postura de la pareja, de separación o divorcio, no es negativa por lo que concierne a que es una manera efectiva de terminar con el conflicto. Lo que puede convertirse en negativo es el modo en el que conduzcamos el conflicto. Sabemos que el conflicto resuelto produce muy poca angustia a los hijos, por ello deberemos desarrollar la capacidad de adaptarnos a la nueva realidad, ya que de ello dependerá el bienestar emocional de todos los miembros de la familia . Debemos tener presente que el divorcio produce un impacto emocional importante en todos sus protagonistas (pareja e hijos) por ello no debemos olvidar que, a pesar de ello, son ambos padres los que se deben erigir como protectores de los hijos. 

Pero …¿qué les contamos?, ¿cómo y cuándo se lo contamos? 

No hay un momento ideal, pero para elegirlo podemos tener en cuenta los siguientes criterios: 
  • Si es posible, debemos informar dos semanas antes de que se haga efectiva la separación.
  • Ni por la noche ni a las horas de comida son buenos momentos, les puede alterar el sueño o producir problemas alimenticios.
  • El momento se debe elegir desde el punto de vista de nuestros hijos, no desde el nuestro.
  • Debemos informar de forma conjunta a todos los hijos. Más adelante podemos destinar espacios a solas con cada uno.
  • Es mejor realizar varios encuentros porque no es bueno decirles todo en un día. Necesitan asimilarlo poco a poco. Debemos dialogar con ellos porque tienen miedo , entre otras cosas, a que les dejemos de querer y a la ausencia de uno de los padres.
  • Puede ser positivo que les hablemos de lo que les afecta, planteándoles como será su vida de ahora en adelante y los cambios que van a tener en cuanto al tiempo que estarán con uno u otro progenitor.
El modo de explicárselo variará en función de la edad y su respuesta emocional. Así, por edades, podemos tener en cuenta que: 
  • De los 2 a los 5 años entienden el divorcio como una separación física y algo temporal. Al ser su pensamiento egocéntrico, pueden tener la idea de que la separación es por algo que ellos han hecho mal y se sienten culpables.
  • De los 6 a los 8 años entienden mejor lo que significa el divorcio. Pueden mezclar la realidad con sus fantasías y llegar a pensar que lo que hacen puede influir en lo que sus padres hagan.
  • De los 8 a los 12 años, aunque les duela, entienden los motivos por los que se separan sus padres. No tienden a culpabilizarse por lo ocurrido pero si pueden culpabilizar a los padres.
En general, en todas estas edades, las consecuencias negativas para nuestros hijos, pueden ser: sentimientos de culpa, sentimientos de abandono, sentimientos de impotencia, ansiedad y tristeza profunda, conductas regresivas, comportamientos disruptivos, … 

Teniendo en cuenta las posibles consecuencias, debemos evitar situaciones y actuaciones que dificulten el proceso de duelo en nuestros hijos, tales como: 
  • No permitirles expresar su tristeza o minimizarla
  • Distraerles con actividades nuevas o juguetes
  • Instaurar un exceso de cambios en sus rutinas, o
  • Crearles conflictos de lealtades
En definitiva, la mejor estrategia que podemos utilizar , con nuestros hijos, es estar a su lado física y emocionalmente. Escucharles y aceptar todas las manifestaciones de miedo, de tristeza y de rabia que expresen, les debemos validar sus expresiones y empatizar con ellos para que se sientan queridos. Deben sentir que el amor de sus padres no acaba con el divorcio y que ellos podrán seguir amando a los dos, después de la separación. 

Concha Palou 
Pedagoga terapéutica 
Diplomada en traumaterapia sistémica infantil 

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