Estas Pascuas, leyendo el libro Instrumental de James Rhodes hubo dos párrafos que me inspiraron para escribir este post.
El primero fue “Mi hijo fue y es un milagro. No voy a experimentar nada en la vida que pueda equipararse a la incandescente bomba atómica de amor que estalló en mi interior cuando nació. No había entendido la palabra perfección hasta que lo tuve en brazos”.
El primero fue “Mi hijo fue y es un milagro. No voy a experimentar nada en la vida que pueda equipararse a la incandescente bomba atómica de amor que estalló en mi interior cuando nació. No había entendido la palabra perfección hasta que lo tuve en brazos”.