Ésta es probablemente una de las preguntas más frecuentes que nos hacemos las mujeres cuando emprendemos el viaje hacia la maternidad; y la respuesta no es sencilla.
El ejercicio físico es un pilar fundamental para llevar una vida sana física y emocionalmente, y también para conseguir una fertilidad saludable. Mantenernos activas nos ayuda a regularnos hormonalmente, mejora nuestro estado de ánimo, regula nuestro estrés, y nos ayuda a liberar tensión física, mental y emocional; y esto se traduce en salud general, y salud reproductiva en particular.
Sin embargo, en la búsqueda del embarazo tenemos que tener en cuenta ciertos aspectos para poder elegir un tipo de ejercicio que nos sea beneficioso y que nos acompañe de manera positiva en el cuidado de nuestra fertilidad.
¿Qué dificultades puede generarnos el ejercicio físico en la búsqueda del embarazo?
Los estudios científicos relacionan la práctica de ejercicio intenso y frecuente con menores tasas de embarazo, tanto de manera natural como mediante técnicas de reproducción asistida, relacionado con menor funcionamiento ovárico, alteraciones menstruales, insuficiencia lútea y desequilibrios hormonales en general.
En un estudio realizado a más de 24.000 mujeres, se pudo comprobar que aquellas mujeres cuya actividad física es más habitual, intensa y duradera presentan mayor incidencia de infertilidad. Las mujeres que realizan actividad física casi todos los días de la semana tienen 3’2 veces mayor riesgo de infertilidad que las mujeres inactivas, y el ejercicio físico hasta la extenuación aumenta 2’3 veces el riesgo de infertilidad con respecto a las mujeres con menor intensidad del ejercicio.
En general, se habla de 4 grandes bloques sobre los que la práctica deportiva puede tener un efecto negativo en nuestra capacidad fértil:
1. Alteraciones hormonales: El ejercicio intenso tiene un efecto de desequilibrio en nuestro eje hipotálamo-hipófisis-ovario, con repercusión directa en nuestra función ovulatoria.
2. Balance energético: La práctica deportiva intensa puede provocar un desequilibrio entre la energía disponible y el consumo necesario en el desarrollo del ejercicio físico, lo que trae como consecuencia una alteración de nuestro sistema hormonal reproductivo.
3. Composición corporal: Necesitamos alrededor de un 22% de grasa corporal para mantener ciclos menstruales sanos y regulares; este nivel se puede ver muy reducido en mujeres deportistas.
4. Estrés: El ejercicio físico representa una situación estresante para nuestro cuerpo. Para responder a ella, nuestro organismo pone en marcha mecanismos que nos permitan mantener un estado de activación para dar respuesta a esta situación de estrés, entre ellos el alterar, o detener, el funcionamiento normal de nuestro sistema reproductivo.
Entonces, ¿cómo puedo orientar mi actividad física?
En un post anterior os hablamos del caminar, durante 30-40 minutos entre 4 y 7 veces a la semana, como el ejercicio ideal para potenciar nuestra fertilidad, (Puedes leerlo aquí). Otros ejercicios suaves como la natación o el yoga, también son compatibles con la búsqueda del embarazo.
Es importante evitar las disciplinas de impacto (correr, ciclismo, equitación, step, voleibol, deportes de contacto, etc.) y aquellas que exijan tensión abdominal y del suelo pélvico (pilates, GAP, artes marciales, levantamiento de peso, etc.).
Os recomendamos también que convirtáis el momento de ejercicio físico en un momento de relajación y conciencia corporal: un momento en el que soy consciente en todo momento del cuidado que me regalo, de mi cuerpo movilizándose, conectada con mis sentidos, siempre que sea posible en el exterior, y a la luz del día.
En definitiva se trata de encontrar un equilibrio de intensidad, frecuencia, y vivencia que nos permita nutrirnos de los beneficios de mantenernos activas sin que esto represente una alteración para nuestra salud reproductiva. De esta manera nos vamos acercando día a día al máximo rendimiento de nuestra fertilidad.
Mara Segarra
Conócenos: www.fertilidadactiva.com
El ejercicio físico es un pilar fundamental para llevar una vida sana física y emocionalmente, y también para conseguir una fertilidad saludable. Mantenernos activas nos ayuda a regularnos hormonalmente, mejora nuestro estado de ánimo, regula nuestro estrés, y nos ayuda a liberar tensión física, mental y emocional; y esto se traduce en salud general, y salud reproductiva en particular.
Sin embargo, en la búsqueda del embarazo tenemos que tener en cuenta ciertos aspectos para poder elegir un tipo de ejercicio que nos sea beneficioso y que nos acompañe de manera positiva en el cuidado de nuestra fertilidad.
¿Qué dificultades puede generarnos el ejercicio físico en la búsqueda del embarazo?
Los estudios científicos relacionan la práctica de ejercicio intenso y frecuente con menores tasas de embarazo, tanto de manera natural como mediante técnicas de reproducción asistida, relacionado con menor funcionamiento ovárico, alteraciones menstruales, insuficiencia lútea y desequilibrios hormonales en general.
En un estudio realizado a más de 24.000 mujeres, se pudo comprobar que aquellas mujeres cuya actividad física es más habitual, intensa y duradera presentan mayor incidencia de infertilidad. Las mujeres que realizan actividad física casi todos los días de la semana tienen 3’2 veces mayor riesgo de infertilidad que las mujeres inactivas, y el ejercicio físico hasta la extenuación aumenta 2’3 veces el riesgo de infertilidad con respecto a las mujeres con menor intensidad del ejercicio.
En general, se habla de 4 grandes bloques sobre los que la práctica deportiva puede tener un efecto negativo en nuestra capacidad fértil:
1. Alteraciones hormonales: El ejercicio intenso tiene un efecto de desequilibrio en nuestro eje hipotálamo-hipófisis-ovario, con repercusión directa en nuestra función ovulatoria.
2. Balance energético: La práctica deportiva intensa puede provocar un desequilibrio entre la energía disponible y el consumo necesario en el desarrollo del ejercicio físico, lo que trae como consecuencia una alteración de nuestro sistema hormonal reproductivo.
3. Composición corporal: Necesitamos alrededor de un 22% de grasa corporal para mantener ciclos menstruales sanos y regulares; este nivel se puede ver muy reducido en mujeres deportistas.
4. Estrés: El ejercicio físico representa una situación estresante para nuestro cuerpo. Para responder a ella, nuestro organismo pone en marcha mecanismos que nos permitan mantener un estado de activación para dar respuesta a esta situación de estrés, entre ellos el alterar, o detener, el funcionamiento normal de nuestro sistema reproductivo.
Entonces, ¿cómo puedo orientar mi actividad física?
En un post anterior os hablamos del caminar, durante 30-40 minutos entre 4 y 7 veces a la semana, como el ejercicio ideal para potenciar nuestra fertilidad, (Puedes leerlo aquí). Otros ejercicios suaves como la natación o el yoga, también son compatibles con la búsqueda del embarazo.
Es importante evitar las disciplinas de impacto (correr, ciclismo, equitación, step, voleibol, deportes de contacto, etc.) y aquellas que exijan tensión abdominal y del suelo pélvico (pilates, GAP, artes marciales, levantamiento de peso, etc.).
Os recomendamos también que convirtáis el momento de ejercicio físico en un momento de relajación y conciencia corporal: un momento en el que soy consciente en todo momento del cuidado que me regalo, de mi cuerpo movilizándose, conectada con mis sentidos, siempre que sea posible en el exterior, y a la luz del día.
En definitiva se trata de encontrar un equilibrio de intensidad, frecuencia, y vivencia que nos permita nutrirnos de los beneficios de mantenernos activas sin que esto represente una alteración para nuestra salud reproductiva. De esta manera nos vamos acercando día a día al máximo rendimiento de nuestra fertilidad.
Mara Segarra
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