El trabajo corporal en psicoterapia

Actualmente vivimos inmersos/as en una cultura de fragmentación, en la que la realidad, con toda su complejidad, queda dividida en instancias, creando así falta de entendimiento y conflicto. 

Esta visión parcial está presente en el ámbito social, económico, político, ideológico y tiene como resultado una salvaje desigualdad que ahoga y aprieta cada vez más a quien se queda al margen. 



También existe en nosotros/as una fragmentación interna que deja a nuestro cuerpo huérfano de escucha, a la espera de ser considerado. Hace tanto tiempo que vivimos fragmentados/as internamente que nos olvidamos de que no tenemos un cuerpo, sino que somos un cuerpo. Esta sutil diferencia nos ofrece una nueva mirada capaz de restablecer y mantener el equilibrio necesario para nuestra salud. 

La integración de la dimensión corporal en la práctica terapéutica nos lleva a entender a las personas desde la triada cuerpo-mente-emoción, adoptando un enfoque más ajustado a la condición humana, que pasa por desjerarquizar la dualidad emoción-pensamiento y que aporta una valiosa fuente de información. 
La intención es ser conscientes de cómo el contexto social, las experiencias vitales, las emociones y pensamientos, sin olvidar el componente genético, moldean nuestra estructura corporal y definen nuestra experiencia psicológica. Este proceso se basa en una relación bidireccional, que permite considerar la existencia de patrones psicocorporales. 

Entregarse a la escucha y al trabajo corporal implica entrar en nuevas vías de expresión y abandonarse a lo orgánico. Dicho trabajo pasa por liberar las tensiones y los bloqueos de la musculatura, utilizando el cuerpo como acceso directo a nuestra autobiografía. Es a través de las memorias somáticas que podemos llegar a un nivel más profundo e inconsciente. Dice el historiador Morris Berman en su obra Cuerpo y espíritu que “la seguridad proviene del cuerpo”. 

Algunos de los recursos más utilizados en el trabajo corporal son la expresión corporal a través del baile, musicoterapia, psicodrama, meditación y ejercicios de bioenergética, entre otros. 

En cualquier caso, la base principal para llegar a liberación de los bloqueos corporales son la respiración y el movimiento, ambos procesos facilitan la recuperación de las emociones bloqueadas o inhibidas, junto con la posterior integración desde el procesamiento cognitivo y el análisis de recuerdos y/o asociaciones a través de la interpretación, que completa y dota de significado la experiencia corporal.

Irene Prats Beltrán
Psicóloga General Sanitaria

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