¿Cómo hablar a nuestros hijos e hijas?

El lenguaje es una herramienta poderosa y puede ejercer sobre nuestros hijos e hijas, dependiendo de como lo utilicemos, un crecimiento positivo o un bloqueo. 
Desde el nacimiento, nuestros hijos e hijas necesitan que nos preocupemos por ellos y ellas, que les hablemos, que les expliquemos aquello que vamos haciendo con ellos y que le pongamos palabras a sus emociones, sin hacer juicios para que el amor esté presente, en todo momento.

No siempre es fácil encontrar el qué decir en cada momento. Tenemos que ser conscientes que somos producto de lo que hemos vivido, de lo que nos han transmitido. Por ello si prestamos atención a esos hábitos adquiridos, que no facilitan la buena comunicación con nuestros hijos e hijas, poco a poco podremos cambiarlos encontrando las palabras y los mensajes adecuados a cada situación.

Hay hábitos adquiridos, en nuestra generación, que son frecuentes y que si analizamos, reflexionamos o meditamos podemos ir modificando:

- Con facilidad podemos hacer un juicio a nuestro hijo o hija, etiquetándoles y distorsionando su autoconcepto y por ende su autoestima. No nos sorprende el escuchar “eres un mentiroso”, “eres una desordenada”, “eres muy sucio”,…

¿Qué podemos cambiar?

Lo primero de todo es eliminar las etiquetas y poner palabras a las acciones (“me parece que lo que acabas de decir es una mentira”, “me gustaría que ordenaras tus juguetes”, “vamos al baño y lavamos tu cara y tus manos”…)

Nuestras palabras tienen un enorme impacto sobre nuestros hijos e hijas, por ello es importante que les hablemos desde la aceptación, la confianza y el respeto, sin hacerles vulnerables.

- Estamos acostumbrados a utilizar la palabra bien o la palabra mal en mensajes diferentes: “te has portado muy bien”, “hoy has comido mal”,…

¿Qué significa para nuestros hijos/as ese bien o mal?

Pues, no significa nada porque no entienden exactamente lo que queremos transmitirles. Necesitan que les concretemos la acción, que les demos una consigna clara: “me alegra que hayas ordenado tus juguetes”, “hoy solo has comido dos cucharadas de puré y eso es poco”

- Las prohibiciones, sobre todo en los primeros años, pueden ser constantes: “estate quieto”, “calla”, “no lo toques”,…,

A veces les pedimos actuaciones que no tienen integradas y por tanto es necesario modificar el mensaje utilizando otras palabras: “te puedes sentar para comer la manzana”, “voy a decirte una cosa y me gustaría que me escucharas”, “el vaso es de cristal, cógelo con cuidado”,…

En definitiva, hagamos lo posible por utilizar palabras que no condicionen a nuestros hijos/as ni dañen su autoestima. Palabras y mensajes que les ofrezcan una imagen positiva de ellos/as haciéndoles sentir que les acompañamos, en todo momento, desde el amor incondicional.

Concha Palou
Pedagoga terapéutica
Diplomada en traumaterapia sistémica infantil

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