Conciencia social de la fertilidad

Una llamada de auxilio, como muchas otras en mi trabajo, pero esta vez su voz era cercana, afectivamente la he visto crecer.
Su expresión denota angustia y preocupación. Me explica desconcertada de cómo ha llegado a tener dificultades en la Fertilidad.
Tiene 33 años, es una chica sana, joven, luchadora, trabajadora y con una pareja que le acompaña y la quiere. Es un privilegio ver el amor que se ofrecen.

Un año intentándolo de forma natural y los hijos no llegan. Tratamientos médicos para ayudarle a ovular y tras varios meses tampoco llega.

Ya de niña la veía jugar y soñar con ser madre, independiente y muy cuidadora de sus “ peques”. Una chica sana psíquica y físicamente, pero esta dificultad la conduce a sentimientos y estados que debe afrontar. Intento acompañarles en ese momento en que, ella y su pareja,  comparten su preocupación conmigo.

Nos despedimos y pienso no sólo en mis pacientes, si no en muchos otros jóvenes que conozco y se encuentran en la misma situación que ella.
Reflexiono sobre el funcionamiento de nuestra sociedad. Siento el retraso que este funcionamiento produce en las vidas de estos jóvenes. La forma en que se vive, los estudios, la estabilidad laboral, hace que las chicas se puedan plantear ser madres a partir de los 31 años, las más jóvenes.

La media estaría entre 32-34 años y a todos nos parece natural o normal.

A mayor nivel de estudios, la posibilidad de ser padres es más tardía (postgrados, másteres…) retrasan la autonomía de nuestras jóvenes mujeres para empezar este proyecto.
Todo ello sin tener en cuenta que, las relaciones de pareja estables se inician más tarde.
Me pregunto ¿Lo estamos haciendo correctamente?, ¿será esto sano para la humanidad?

Avanzamos como seres humanos en la era de la tecnología, el siglo XXI es el siglo de la globalización, la comunicación, parece que no haya límites. “ Todo o casi todo es posible”, la ciencia y la tecnología va a una velocidad vertiginosa. Y pienso…… la multiplicidad de cosas buenas que eso nos proporciona y las que lo son menos. Entre ellas me cuestiono si los humanos dejaremos nuestra perpetuidad y posibilidad de ser padres en manos de la ciencia.

Esta claro que si se retrasa el momento de ser padres y crecen las dificultades de fertilidad como los estudios indican, algo habrá que hacer al respecto.

Actualmente, se ofrece la crionización de ovocitos para las chicas jóvenes, pero ¿tienen la capacidad y autonomía económica para poder invertir en ello?, ¿es el método reproductivo que queremos para nuestras jóvenes?

Utilizar este método para temas de salud, por la dificultad de tener pareja estable, rupturas…, pero ¿por temas laborales debido a que la sociedad no de espacio a la maternidad?, quizás debamos hacer un reflexión.

Si avanzamos como seres humanos dejando en manos de la tecnología nuestro derecho de ser padres, es una decisión que debemos hacer con la información necesaria, no como consecuencia de una sociedad productiva que deja poco espacio a otros aspectos esenciales en la vida.

Agradezco a la ciencia sus aportaciones de solución a estos problemas, a los psicólogos que trabajamos en fertilidad y a otros muchos profesionales que preocupados por esta problemática, dedican su estudio y esfuerzo para elaborar conciencia de autocuidado, alimentación, ejercicio, sexualidad, y psicoemocionalidad, parapsicología etc.……

Vivimos en un periodo en que la comunicación parece no tener fronteras, la rapidez se convierte en exigencia de inmediatez. Esos aspectos facilitan notablemente nuestras vidas y a su vez nos crean la falacia de que no existen limites. “Todo se puede conseguir como nosotros lo queremos”. Pero cuando llegamos a los problemas de fertilidad, nos damos cuenta de que tenemos dificultad para afrontar la incertidumbre, exigimos a la tecnología que nos ofrezca soluciones rápidas y eficaces, no aceptamos que se precisa un entrenamiento y potenciación de nuestra mente para conectarnos con nuestro cuerpo, el estrés de nuestra propia sociedad incrementa el propio estrés interno producido por las hormonas de los tratamientos, nuestra baja calidad de vida y el poco conocimiento psicoemocional de nuestro cuerpo.

Nuestros jóvenes viven en esta realidad, es importantes hacerles conscientes y ayudarles dando la información no solo que la ciencia tiene posibilidades para ayudarles, si no también que la calidad de vida , la defensa y derecho de ser padres, es una realidad importante i vital para la humanidad.

Si queremos proteger la maternidad y paternidad de nuestra sociedad, tendremos que expresar y difundir que, de la misma manera que tenemos el derecho a no tener hijos si así lo deseamos y que se descubrieron los métodos anticonceptivos, también tenemos el derecho a ser padres, en edades en que la naturaleza y nuestra biología, lo enmarca de una forma natural. No alimentemos la falacia de que “ tienes todo el tiempo del mundo para ser madre”. Quizás plantearse en qué momento queréis situar este proyecto en vuestra vida y tenerlo en cuenta en relación a otros proyectos, pueda ser una aportación que os pueda ayudar.

Gemma Mestre
Psicóloga Clínica
Sexóloga - Fertilidad - Psicoterapeuta





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