Como escuchar a nuestros hijos e hijas

La comunicación es importante e imprescindible si queremos que nuestros hijos e hijas hablen con nosotros.
Escuchar no es lo mismo que oír, podemos oír palabras, frases y hasta discursos, pero si no escuchamos no podremos comprender ni acercarnos a nuestro hijo o hija.
Para escucharles, primero tenemos que atender a la parte emocional del mensaje, para a continuación racionalizar lo escuchado y responderles emocionalmente.

La escucha se basa en que nosotros, padres y madres, tratemos de entender lo que sienten nuestros hijos e hijas. Es decir, debemos partir del deseo de escucharles, aceptando sus sentimientos y emociones y teniendo confianza en sus capacidades.

Cuando alguno de nuestros hijos o hijas decide comunicarnos algo, es porque necesita hacerlo para resolver su problema. Es necesario, por tanto, que en estas situaciones no les devolvamos un mensaje propio de consejo, reproche o análisis, sino que les trasmitamos lo que pensamos que significa su mensaje y hablemos de forma constructiva.

Para expresar nuestra comprensión y aceptación, podemos utilizar respuestas positivas como:

- “Sigue, cuéntame más “
- “Me parece que lo que estas contando es muy importante para ti … “
- “Me gustaría saber más, sigue …”
- “¿Eso te paso?, cuéntame “

Por el contrario, debemos evitar expresiones tipo:

- “¡Cómo, qué dices!
- “Yo ya te dije …”
- “Yo en tu lugar haría …”
- “Si me hubieses escuchado antes …”

Las respuestas positivas ayudaran a nuestros hijos e hijas a compartir sus ideas y sentimientos, sin hacerles sentir culpables, incomprendidos o frustrados.
Nuestra comprensión y aceptación ayudarán al desarrollo y crecimiento personal, dándoles seguridad, confianza, deseos de superarse y capacidad para resolver sus problemas. Todo ello, como es de suponer, favorecerá su autoconcepto y autoestima.

Nuestra escucha, ante los sentimientos o problemas de nuestros hijos e hijas, debería estar basada en captar lo que sienten y lo que significa el mensaje que nos están dando. Así, posteriormente, podremos expresarles lo que entendemos desde una actitud abierta, de aceptación y empatía.
Nuestros hijos e hijas, una vez que hayan expresado sus sentimientos, si se han sentido escuchados por nosotros, tendrán menos miedo de sus propios sentimientos y mayor capacidad para resolver el problema.
Por el contrario, si rechazamos sus sentimientos minimizándolos o con criticas, se producirán efectos negativos para su desarrollo y sus relaciones, disminuyendo su autoestima.

A modo de resumen podemos decir que, si queremos una relación cálida con nuestros hijos e hijas y que hablen con nosotros, debemos escuchar lo que tienen que decir aceptando sus sentimientos y confiando en la capacidad que tienen para manejarlos. De esta manera podremos encontrar soluciones adecuadas a sus problemas, de forma conjunta.

Concha Palou
Pedagoga terapéutica
Diplomada en traumaterapia sistémica infantil

No hay comentarios:

Publicar un comentario