Manifestaciones sexuales en la infancia

Las personas somos seres sexuados desde antes de nacer y hasta que nos morimos, pero cada etapa de nuestra vida, tiene unas características específicas.

En el post de hoy, vamos a hablar sobre las manifestaciones sexuales en los primeros seis años de vida ya que, la sexualidad infantil tiene características diferenciadas con respecto a la sexualidad adulta. 

Este hecho hace que, en ocasiones, ante diversas manifestaciones de nuestros hijos no encontremos la respuesta o actuación, para responder de forma natural y no crearles una vivencia negativa de su cuerpo y sexualidad.

Las manifestaciones sexuales, más corrientes, en los primeros seis años son:

- LAS PREGUNTAS: Normalmente empiezan a preguntar a partir de los 3 años y las preguntas suelen girar en torno a las diferencias anatómicas, el origen y nacimiento de los bebés y acerca del placer sexual.
A las preguntas debemos responder la verdad en el momento, que no parezca que se habla de algo prohibido, con vocabulario adaptado a la edad. Vocabulario en el que tenemos que utilizar términos coloquiales combinados con palabras formales para que vayan adquiriendo un vocabulario adecuado.
Si observamos perplejidad ante determinadas conductas o comentarios, deberemos dar respuesta no solo a sus preguntas sino también a los silencios, acercando la sexualidad a lo afectivo y transmitiendo la importancia de la intimidad y el respeto.

- LOS JUEGOS SEXUALES: Entre los 3 y 4 años aparece una intensa curiosidad por su cuerpo y el cuerpo de los demás. Este hecho sumado al juego simbólico (que se encuentra en su esplendor puesto que ahora tienen herramientas psicológicas suficientes, para compartir el simbolismo del juego con los iguales), hace que reproduzcan roles sexuales, imiten formas de relación y exploren el cuerpo de los demás.
Los juegos sexuales no debemos interpretarlos desde la óptica del adulto ni atribuirles significados que no tienen. Los niños/as no se sienten atraídos sexualmente, lo que hacen es organizar juegos de imitación según su rol, donde los estímulos externos no tienen un carácter erótico.
Por tanto, hay que intentar ser prudentes, no escandalizarse y proponerles otro juego o tarea como distractor. Posteriormente será importante, a nivel individual, que le enseñemos a nuestro hijo/a a poner límites si algo le molesta (trabajar la asertividad).
No debemos preocuparnos por este tipo de juego, a no ser que se realice con niños o niñas más mayores o se convierta en un juego obsesivo.

- LA MASTURBACIÓN: El bebé, desde el nacimiento, se vuelca en el descubrimiento de su cuerpo, debemos tener en cuenta que se relacionan con el entorno que les rodea, a través de su cuerpo y del movimiento.
Más o menos a los 2 años son frecuentes las conductas autoexploratorias y entre los 3 y los 6 años descubren los genitales como partes del cuerpo que producen placer, pero sin un sentido específico.
Ante estas manifestaciones, lo correcto es enseñarles la importancia de la intimidad y el respeto a los demás, enseñándoles los lugares adecuados. No tenemos que llamarles la atención excesivamente, ni vigilarles constantemente ni castigarles, ya que les puede producir culpabilización y ansiedad. Lo idóneo es encontrar un equilibrio para no ignorar la conducta sin inmiscuirnos en su privacidad, por si se convierte en una herramienta para evadirse de problemas o se vuelve obsesiva.

El sano desarrollo sexual, en estas edades, viene determinado por la adquisición de la confianza básica y por el código e instrumentos de comunicación.
En la relación de apego el niño/a adquirirá el grado de confianza en sí mismo, en los demás y en las relaciones afectivas. Si el vínculo ha sido adecuado, si tienen apego seguro, entonces se sentirán dignos de ser queridos y capaces de querer en un futuro. Aprenderán a hacer demandas afectivas y a satisfacer afectivamente a los demás.

Concha Palou
Pedagoga terapéutica
Diplomada en traumaterapia sistémica infantil



 

 


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